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Día 3 – 17/11/09 - Whangarei - Kaitaia

Whangarei, New Zealand


Ha sido nuestra primera noche en el camping y no está mal, hay que acostumbrarse a los espacios reducidos, a optimizar el espacio donde se guarda la comida, la ropa, los productos de limpieza. Como corroboraremos días después, de momento éste es el camping que más nos ha gustado, aunque no fuera ni el más moderno ni estuviera a pie de playa. Una buena parcela, 4 duchas para un camping pequeño, gente amable. Le faltarían un par de cacharros en la cocina de uso común.
Del camping salimos a ver las cascadas de Whangarei, cerquita del camping. Dejas el coche en el parking y hay 5 minutos hasta la caída de la cascada, donde hay un mirador. Después se puede dar un paseo cortito hasta el pie de la cascada y seguir desde ahí para ver campos, el riachuelo que sale de la cascada. Es un paseo muy agradable. Nosotros llegamos hasta un puente.

De ahí salimos ya dirección Bay of Islands porque eran casi las 12 y no podíamos entretenernos mucho. Una lástima pues nos dejamos por ver Tutukaka, Matapouri, Oakura y Rusell. Fuimos directos a Paihia. Encontramos un lugar idílico en la misma playa para cocinarnos unos filetes de ternera con ensaladita, ricos ricos. ¡Además qué vistas!

Llegamos a las 3pm a los Waitangi Treaty Grounds, lugar donde se firmó el Tratado de los Maoríes en 1840 en el que éstos aceptaban la ayuda de los británicos para que impusieran paz en las islas entre las numerosas tribus maoríes. Suponemos que a cambio los británicos se quedaron con la soberanía del país. Prometemos leer más sobre el asunto. Aquí se encuentra la casa del primer gobernador británico permanente en NZ, unos mástiles con las banderas británica, neozelandesa y maorí en el lugar donde se firmó el tratado y una casa maorí que simboliza la unión de todas las tribus.

Al salir de aquí decidimos visitar las Haruru Falls, nos sonaba que el camino era bonito, pero después de leer tanto uno ya confunde las cosas… Después de caminar casi media hora, decidimos darnos la vuelta porque no había indicación alguna de lo que nos quedaba, ni escuchábamos ruido de agua, ni rastro de las cascadas. De regreso encontramos, ¡oh sorpresa!, un campo de golf donde Juan disfrutó como un enano de un green. Hoyo 7. Eso sí, sin pelotita y con una rama como palo (¿nombre de ese palo?). Como en el parking había carteles por todas partes de que vigiláramos las pertenencias, estábamos asustados y preocupados por si nos habían la caravana… un chavalín pasó corriendo, con cara de satisfacción y pensamos… ¡oh, no! Se ha llevado nuestras muffins. Después una pareja paseando… uhh, todas las chips o el cacao para beber de Cadbury! Y el colmo… un trío en bicicleta, no, no puede ser… y si nos han robado las cartas del Uno, las de Remigio y el Cubiletra!!! Uff, corre Juan, vamos a darnos prisa… Llegamos al parking y por suerte todo estaba en su sitio.

Eran pasadas las 6 de la tarde y teníamos que partir hacia Kaitaia, donde queríamos pasar la noche. Entramos a un supermercado Woolworth’s (éstos abren todos los días hasta las 10, algunos hasta medianoche los 7 días de la semana) y terminamos de hacer la compra (en Waitangi tuvimos que ir con las prisas pues el Park’Save cerraba a las 9 y no hicimos buena compra – ¡por ejemplo los Kellogs caducan la próxima semana! - además estaba muy desordenado).

Aunque antes de las 9 estábamos en Kaitaia, nos fue imposible encontrar el camping a la primera. No había indicaciones claras. Así que casi 45 minutos después entrábamos por la puerta del camping pensando que nos tocaría dormir en la playa (sin conocer las carreteras no queríamos aventurarnos a meternos de noche por ninguna). Aunque el camping tenía cerrada la oficina (y eso nos ha pasado en todos los campings que hemos estado), el hombre nos dejó entrar… ala, otros 36$NZ. Esa noche cenamos tortellini de Chicken-bacon-mozarella con salsa 3 quesos y una copita de vino blanco Riesling. Y nos fuimos a dormir que queríamos madrugar para la excursión a la Ninety Mile Beach. Así Juan descansaría de conducir y echando cuentas para 2 personas, sale sólo un poquito más caro que hacerlo por tu cuenta. ¡Con la particularidad de que en bus te llevan casi 75 Km. por la misma playa, justo por la zona donde el arena se ha endurecido! Increíble, el pedazo de autobús no se queda clavado en la arena. Pero eso os lo contamos mañana.

permalink written by  capitannemo on November 17, 2009 from Whangarei, New Zealand
from the travel blog: Nueva Zelanda 2009
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