Al volver de Chile no volví sola, unos cuantos libros me acompañaron, dos de ellos me los regaló (ó nos los regaló, a Carlos y a mÍ) Paulita, nuestra amiga y anfitriona en Antofagasta.
Uno de ellos se llama "Cuentos para crecer contigo" y encontré en él muchos cuentos que me gustaron, peor hubo uno que hizo que se me saltaran las lágrimas, no sé, será porque la anciana de la que habla, quizás seré yo algún día lejano...
Aquí lo tenéis:

LA ABUELA
La abuela Petra no tenía nada. Ni un perro que le ladrara ni un gato que durmiera a sus pies. No tenía ni un cepillo de dientes, porque no tenía dientes. Ni siquiera tenía abuela, porque si la hubiera tenido habría sido mi tatarabuela. La abuela Petra no tenía amigos para corretear por ahí, porque sus amigos habían muerto de viejos. La abuela seguía viva y se preguntaba:
- ¿Para qué sigo viva si no tengo nada?
Bueno, en realidad tenía algo: los recuerdos.
Ella contaba cosas de su juventud. Había sido amazona en un circo y había navegado por el Amazonas en una barcaza llena de monos salvajes. Se había casado en París con un ilusionista que desaparecía a la vista del público. Un día desapareció delante de los ojos de mi abuela y nunca más volvió a verlo.
Años más tarde, la abuela Petra se escondió en un barco mercante y viajó como polizonte, dando la vuelta al mundo. Así llego a Tierra del Fuego, donde se hizo ganadera. Criaba caballos, ovejas y vacas. Ganó mucho dinero, pero terminó pobre. A la abuela le gustaba dar fiestas a las que convidaba a toda la ciudad. Entonces, presentaba sus números de circo y le gustaba oír los aplausos. Perdió su dinero, pero no perdió los recuerdos. Nos crió con ellos a todos los niños de la familia. Yo no sé si eran imaginarios o verdaderos, pero eran maravillosos. Yo pensaba: Cuando sea grande seré como la abuela Petra. Me iré de polizonte a dar la vuela al mundo.
Un día, la abuela perdió poco a poco todos sus recuerdos que era lo único que le quedaba.
Sentada, con la mirada ausente, no parecía estar en este mundo.
Yo le tomaba la mano y le contaba su propia vida. Le devolvía lo que ella me había regalado durante tantos años. Ella sonreía y parecía volver a ser la abuela Petra que encendió mi corazón de niño.
Pensándolo bien, no es verdad que la abuela Petra no tuviera nada. Me tenía a mí. Ahora sus recuerdos son mis recuerdos.

El autor es: Jorge Díaz y la editorial: edebé.
Si podeís, disfrutarlo!! Vale la pena!

Un beso a todos

Noemi

written by  Noemi y Carlos on November 15, 2008 from Barcelona, Spain
from the travel blog: MI VIDA EN BARCELONA, MI CASA
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Me pasó hace como 10 años que me senté feliz a leerles un cuento a mis dos hijos de ese entonces, y justo elegí este cuento, solo que cuando iba avanzando la voz se me entrecorto ya no podía seguir leyendo por el sollozo, nunca pensé en que fuera tan emotivo. Lindo cuento.

written by  Debora Zúñiga on September 22, 2018

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