PASO A PASO

Llegamos a Foz do Iguaçú, después de 24 horas en autobús desde Río. Ese domingo no hicimos nada, básicamente porque estabamos un poco destrozados por el autobús y porque era el partido BARÇA-MADRID (1-0 por cierto...)
El motivo principal de venir a Foz era por ver las cataratas de Iguazú, así que guardamos todas nuestras ganas para el día siguiente, que por desgracia se despertó lluvioso.
Para que os hagáis una idea, Foz do Iguaçú es la población brasileña que hace frontera con Ciudad del Este en Paraguay y Puerto Iguazú, en Argentina.

Así que con la lluvia cambiamos el plan, y fuimos a visitar la central hidroelectrica Itaipú Binacional. Binacional porque está localizada en el límite entre Foz y Ciudad del Este. Gracias al río Paraná, esta central hidroeléctrica es la mayor en producción a nivel mundial y la energía producida se reparte por igual a Brasil y Paraguay. De esta manera Brasil cubre el 20% de sus necesidades energéticas y Paraguay el 90% (ya que tiene otra hidroeléctrica con la que cubre el 10% restante), y todavía le sobra para vender a Brasil.

Itaipú Binacional es una obra de ingeniería extraordinaria, y por eso se considera una de las 7 maravillas del mundo moderno. Pero bueno, como todo también tiene sus cosas negativas. En el momento de su creación se desplazaron de la zona más de 40.000 personas a otras poblaciones y más de 40.000 animales a refugios ecológicos. Evidentemente se desforestó selva y hoy intenta remediarse repoblando la zona a base de plantar árboles y otras acciones... nunca es tarde.

Al día siguiente nos subimos al autobús que nos llevaba al parque. Estaba un poco nerviosa (Patri), ya que mi imaginación se había creado unas espectativas de las cataratas sólo a base de fotografías que había visto.
Llegamos a la entrada del Parque Nacional. Juntamente con nosotros bajan unas 20 personas del autobús. En la cola para comprar la entrada 30 personas más y en los alrededores del recinto más de 100 personas.
Dentro del parque un autobús recorre 9 kilómetros hasta la entrada del sendero. Hacemos cola, súbimos al bus... y llegamos.

Empezamos a caminar y nos distraemos con los cientos de bichitos que nos rodean, mariposas, lagartijas, chicharras, alguna iguana... y después de unos metros ante nosotros se muestran los imponentes saltos de agua. Allí se nos corta un poco la respiración. ¿Cómo es posible? Ni la mente humana más maravillosa sería capaz de imaginar una cosa así. La naturaleza es increible.

Aquí no acaba, al acercarnos al final del sendero nos encontramos con un salto de agua en frente de nosotros, nos mojamos. Recorremos una pasarela que nos da una visión de uno de los saltos de agua más famosos de las cataratas: La Garganta del Diablo. Allí acabamos empapados.
Y para acabar subimos a un ascensor que nos proporciona una vista maravillosa del lugar...

No me enrollo más, ahí van más fotografías. Aunque siento decir, que ni la mejor fotografía ni el mejor video del mundo son capaces de mostrar esta inmensidad... tenéis que verlas con vuestros propios ojos.

Desde el mirador, al fondo puede apreciarse la Garganta del Diablo

Aquí Dani se va indignado, cansado de esperar a que Patri deje de hacer fotos... es imposible!!!!

ANIMALITOS...

Estos animalitos nos los encontramos por el camino. Dani tiene la teoría, y yo la corroboro, que los animales se sienten celosos, ya que creo que es de los pocos parques nacionales donde la gente viene a ver agua y no animalitos, así que no dejan de mostrase.